domingo, 23 de septiembre de 2012

Capítulo 343: La trampa del pequeño supermercado (1ª parte).

¿Dónde están los capítulos del 337 al 342? Bueno, esos serán subidos próximamente. Hoy os dejo el 343. Y por cierto, el servidor de MKV cambia a otro distinto. Yo os dejaré el enlace directo en el que sólo pincháis y ya os descarga.






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(Agradecimientos a KaitoKid999 , http://detectiveconandescargas.blogspot.com/ por esas 2 últimas versiones).


¡Saludos!

domingo, 16 de septiembre de 2012

Capítulo 336: El secreto del estudio Tohto. 2ª parte.

¡Como ya sabréis el capítulo 335 no pudo grabarlo nadie! :( Así que ponemos el capítulo 336, que es la continuación del 335!





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sábado, 15 de septiembre de 2012

Capítulo 7 y final: El décimo invitado.


¿Cómo acabará esta emocionante historia? ¡Descubrirlo hoy!


CAPÍTULO VII

EL DÉCIMO INVITADO

Todos las personas que se encontraban en la sala de vigilancia escuchando las deducciones que Conan, imitando la voz de su madre a partir de la pajarita simuladora, iba sacando a la luz se dirigieron a la planta baja, más concretamente a la sala del Kells siguiendo las instrucciones de Yukiko.
-          Pues ya estamos todos – dijo Yukiko, esta vez sin que Conan hablara por ella – ustedes me preguntaban antes si sabía donde estaba el Kells, ¿no? Pues ahora mismo les voy a mostrar el lugar exacto. Verán, por muchos cómplices que haya habido en este atraco, cinco minutos siguen siendo cinco minutos; y no hay nadie en este mundo capaz de llevarse muy lejos un libro como ese y regresar tranquilamente en tan poco tiempo. Así pues, partiendo de esa suposición, llego a la conclusión de que el Kells tiene que estar en algún lugar muy cerca de esta sala – dijo mientras señalaba a la habitación del libro del Kells.

-          ¿Oye mamá, qué haces? Déjame hablar a mí, vas a meter la pata, no sabes donde está… - dijo Conan en un susurro apenas perceptible, mientras Yukiko lo apartaba de un manotazo.

-          Ahora síganme – les ordenó la actriz mientras los dirigía cerca de la entrada principal - ¿ven este cuadro? Tiene unas marcas extrañas en el borde, como si toda la pared del pasillo estuviera decolorada menos en este borde cuadrado – finalizó resiguiendo con los dedos el borde de alrededor del marco - ¿no lo encuentran extraño?

-          No – respondieron todos al unísono.

-          Pues yo sí. Porque lo que este borde nos está indicando es que aquí antes hubo otro cuadro, más grande que este, colgado, probablemente el que está justo al lado de la sala del Kells. Y ahora se preguntarán, ¿por qué cambiar de sitio un cuadro? Está claro que los residentes de esta mansión necesitaban tener un cuadro más grande cerca de la sala del Kells, lo que me lleva a deducir que con ello pretendían esconder algo. Fíjense bien – dijo Yukiko una vez se hubieron situado de nuevo en el cuadro cercano a la habitación del Kells y hubo retirado la gran pintura – una caja fuerte lo suficientemente grande y perfectamente situada para esconder el libro.

-          Humm, pero hace falta abrirla, ¿verdad? – la desafió el magnate.

-          Bueno, si así lo desean, allá voy. Normalmente la contraseña de la caja fuerte la guarda un individuo, dos como mucho – dijo mientras estudiaba la forma de la caja – pero este caso es distinto. Aquí todos los residentes de la mansión debían de saber la contraseña de la caja fuerte, por si se producía algún imprevisto con los planes, y había que intercambiar posiciones y misiones a la hora de cometer el robo. El problema – prosiguió Yukiko mientras abría la tapa que descubría el teclado – es que las contraseñas no son fáciles de recordar, y menos cuando uno ya está mayor. Así pues, la clave debía de estar en un sitio escondida, para que el encargado de esconder el Kells pudiera abrir la caja. Y no hay mejor sitio para esconder algo que a la vista de todos. He aquí la clave, la fecha en la que fue pintado el cuadro, 1-4-0-7-9-8 – dijo mientras tecleaba – Voilà.

En cuanto se hubo abierto la caja fuerte, una gran cantidad de humo se esparció por el pasillo, haciendo caer desmayados a todos los habitantes en la mansión del irlandés. Tal y como se había deducido, el libro del Kells estaba allí dentro. Cuando Yukiko se dispuso a sacar el cuadro de su escondrijo con una sonrisa ansiosa en su rostro, una voz firme la frenó.


-          ¿Te aprovechas de la situación para llevarte el cuadro ahora? – preguntó Conan.

-          ¿Pero qué dices, Shinichi? Lo cojo para sacarlo de aquí y que no se dañe.

-          No me vengas con milongas, a mí no me la das – dijo Conan autoritario – sabía que eras tú. Has estado observando la mansión con el objetivo de recopilar información acerca de los asistentes hoy aquí. Has visto que todos eran extranjeros y se te ha venido el mundo abajo, pero nos has visto a mi madre y a mí entrar los últimos y se te ha abierto el cielo. Puedes hacerte pasar bien por un japonés, pero aunque puedas imitar bien las voces, no puedes mimetizar los acentos de otros países. Algo normal, teniendo en cuenta que no eres actor. Así, te has colado en la mansión y has aprovechado el momento en que mi madre se ha ausentado un momento para ir al servicio para dar el cambiazo. Querías reunir información sobre los sistemas de seguridad de la mansión porque pretendías dar tu gran golpe aquí también.

-          No sé de qué me hablas, Shinichi.

-           Primero,  mi madre nunca me llama Shinichi.

-          ¿Qué?

-          Shin-chan – dijo una voz femenina procedente de las escaleras – siempre le llamo Shin-chan. No es raro que no lo supieras – dijo entre risas inocentes.

-          Y lo segundo, cuando estábamos investigando en el jardín me has preguntado si había descubierto el truco del robo. Eso era extraño, porque la pregunta que mi madre o cualquiera hubiera hecho es: ¿Ya sabes de quién se ha disfrazado? Aunque tu subconsciente te ha traicionado, porque como tú mismo ya sabías la respuesta a esa pregunta, has pasado de formularla – dijo Conan – me equivoco ¿Kaito Kid?

-          Humm, parece que os habéis confabulado para descubrirme – dijo Kaito Kid mientras se quitaba la máscara de Yukiko que le cubría el rostro con el monóculo – pero es una pena. Me hubiera llevado el cuadro como una retribución por haber usado mi nombre para cometer semejante hurto. Pero no es lo que estaba buscando. Por cierto detective – añadió Kaito Kid mientras se disponía a salir por la mismísima puerta principal – no venía a recopilar información sobre los sistemas de seguridad. Antes de robar, me aseguro de que el producto es merecedor de mi tiempo y mi inteligencia. Bye Bye – y mientras se despedía, lanzaba una gran bomba de luz que impedía cualquier tipo de persecución por parte de Conan.

-          Pero bueno, qué se ha creído – dijo Yukiko mientras bajaba corriendo las escaleras – primero me deja durmiendo en el lavabo de cualquier manera y luego se disfraza de mí. Esto no es manera de tratar a una dama – dijo enfadada - ¡y yo no tengo arrugas!

-          Oye mamá – dijo Conan.

-          ¿Dime, Shin-chan?

-          Límpiate la baba, anda.

¡Y así acaba la historia ganadora del concurso literario! ¡Visitad su blog: http://blogdetectiveconan.blogspot.com/  

¡Y proximamente la 8ª historia continuación de la 5ª , Confrontación con un asesino en serie. Y también, próximos capítulos de la 7ª historia, y capítulos en audio español!






miércoles, 12 de septiembre de 2012

Capítulo 6: ¿Dónde está el Kells?

¿Dónde está el libro de Kells? ¿Lo descubriremos en el penúltimo capítulo? 

CAPÍTULO VI

¿DÓNDE ESTÁ EL KELLS?

-          Pero es un poco incongruente, ¿no? – inquirió Josué Gomes, que hasta ese instante había permanecido callado - ¿cómo pudo en, como máximo, cinco minutos hacer todo eso?

-          Pero entonces, si el ladrón robó el Kells antes de que se apagaran las luces, el único que pudo hacerlo es Josué Gomes – explicó Filomeno Vancete.

-          O el dueño de la mansión, Connail McCarthy – dijo Giullietta Giardelli – él también se quedó a vigilar la sala junto al mayordomo.

-          ¿Entonces, quién demonios lo robó? – se desesperó Emmanuel Blowe.

-          O también pudo ser Niamh McCarthy – expresó Yukiko – ella era la única que podía apagar las luces, puesto que poseía el mando que controlaba la domótica de la casa.

-          Tiene razón en ello – manifestó Niamh – pero oiga, creo que se le pasa un detalle por alto. El libro lo robaron antes, ¿no? Y yo antes estaba en compañía de cinco de ustedes. Es imposible que lo hubiera robado. Y si yo no lo robé, ¿por qué querría yo apagar las luces de la mansión?

-          O tal vez fue Sean Grace – señaló la actriz con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

-          ¿En qué quedamos? – dijo cansada la historiadora italiana – Decídase de una vez, no se haga de rogar. O es que – dijo poniendo cierto énfasis y pausa a sus palabras -  ¿acaso no sabe quién es y los está enumerando a boleo?

-          Para nada – se defendió Yukiko – es más, si se lo acabo de decir. Acabo de descubrir al ladrón.

-          Pero usted ha ido señalando a distintas personas – apuntó el jugador de baloncesto.

-          Naturalmente. Haber, para que el ladrón tuviera tiempo de hacer todo lo que hizo, o bien poseía características sobrehumanas, tales como la capacidad de viajar a la velocidad de la luz, teoría que rechazo por absurda – dijo Yukiko – o bien contaba con la ayuda de un cómplice. Así pues, mientras un individuo se encargaba de enganchar la invitación a la cámara y guardar las escaleras, el otro cogía el Kells y lo escondía.

-          ¿Y lo de las pistas falsas? – preguntó el policía retirado.

-          Ahh, eso se hizo antes, hombre. Tal vez incluso antes de que llegáramos los huéspedes a la mansión – declaró la actriz.

-          Ya. ¿Y qué pintan las luces? – reiteró la hija del magnate.

-          Voy, voy. Pues cuando ya se hubo montado el truco, tan solo había que ponerlo en marcha, tal y como sucedió – finalizó Yukiko.

-          Bien, ¿Y qué par de personas es el supuesto ladrón? – inquirió ansioso Filo Vancete.

-          ¿Par? Querrá decir Póquer – informó cansinamente Yukiko.

-          Insinúa que…

-          Pues claro, ¿acaso no he dicho ya que los había mencionado a todos? El póquer de ladrones está compuesto por los residentes en esta mansión, ¡Conaill y Niamh McCarthy, Sean Grace y Josué Gomes!   

-          Está usted como una cabra – dictaminó Niamh con desprecio.

-          Tal vez, pero ahora poseo una lucidez mental extraordinaria. Josué y Conaill fueron los encargados de esconder el Kells y preparar el truco, mientras el resto nos dirigíamos al cuarto de vigilancia. Por supuesto, para evitar que se sospechara de alguno de ellos dos después del robo, muy astutamente Sean Grace propuso, antes, que nos dividiéramos en dos grupos con el objetivo de impedir el robo. Una vez arriba, también para evadir sospechas, tanto Sean como Emmanuel bajaron a hacer compañía al magnate y el mayordomo. Lo hicieron para utilizar a Emmanuel como una coartada, ya que él les puede confirmar que ninguno de ellos se movió de la puerta antes de recibir la descarga. Naturalmente, el magnate y el mayordomo ya son hombres de edad avanzada, así que necesitaban a alguien más joven para encargarse de Emmanuel en caso de que decidiera defenderse ante un ataque. ¿Y quién mejor que Sean? Así pues, una vez se hizo la hora anunciada del robo, Niamh apagó las luces y las encendió por el control remoto un poco después de que rompieran el cristal, probablemente con una patada. ¿Alguna pregunta?

-          Sin duda todo encaja a la perfección – dijeron la historiadora italiana y el jugador de baloncesto.

-          ¿Tiene pruebas? – la interrogó el magnate.

-          Claro. En el los zapatos de Sean seguramente encontrarán restos de los cristales rotos del aparador. Él, al ser joven posee la fuerza suficiente como para destrozar la vitrina de un golpe.

-          Déjeme ver – le instó el ex policía - ¡Tiene usted razón, hay restos de vidrio!

-          ¿Cómo puede ser que tenga, si no entró a la sala del Kells cuando Filomeno y yo investigábamos?

-          Además, nadie rompería la vitrina a lo bestia para robar un libro tan valioso, arriesgándose a dañarlo – dictaminó la actriz.

-          Si es así, ¿por qué querrían robar su propio libro? – preguntó desorientado Emmanuel Blowe.

-          Por el dinero del seguro. Querían cobrar una indemnización por la desaparición del libro, para luego venderlo en el mercado negro y sacarse dinerillo extra – explicó Yukiko.

-          Puede usted decir lo que quiera – la desafió el magnate – y tal vez tenga razón, pero, estoy seguro de que sabe perfectamente que si no encuentra el libro en nuestra posesión, no puede acusarnos legítimamente. Así pues Yukiko-san, ¿nos podría decir dónde está el libro del Kells?


La sorprendente verdad reluce como un diamante en la mansión del irlandés, pero… ¿¡dónde demonios está escondido el Kells!? 

¿Dónde demonios está el libro? Y lo más importante... ¿estará Kid entre alguna de las personas de la mansión? ¡Todo será solucionado en el último capítulo!

martes, 11 de septiembre de 2012

Capítulo 5: El manual de la invisibilidad.

¿Cómo diablos se han vuelto invisibles? ¡En este capítulo se explica el truco! 



CAPÍTULO V

EL MANUAL DE LA INVISIBILIDAD

Era como si pudiera escoger hacerse invisible a placer. Yukiko Kudo había conseguido evaporarse como el humo para, unos segundos más tarde, reaparecer junto a la cámara de vídeo, eso sí, esta vez sin el libro del Kells.
-          El truco es simple – empezó a explicar la actriz – aunque si me permiten, iniciaré el show de la deducción desde el transcurso de la cena, para que la cadena de razonamientos se desarrolle de una forma lógica y ordenada. Veamos, todos ustedes recuerdan que durante la cena todo iba sobre ruedas hasta que el mayordomo, Josué Gomes, trajo consigo la nota amenazante que cordialmente nos envió Kaito Kid. Después de ello y para evitar cualquier evasión por parte de nosotros, los comensales, nos dirigimos todos a la sala del Kells para asegurarnos de que todo permanecía en orden, y pocos minutos después nos repartimos en dos grupos para hacer más fructífera la vigilancia e imponer trabas al inquilino non grato. Una vez estuvimos todos en posición y se hizo la medianoche, las luces se apagaron y se llevaron el libro, dejando inconsciente previamente a los miembros del grupo que velaba en la puerta de la sala. Inmediatamente iniciamos nuestras propias pesquisas y hallamos en los exteriores del jardín una bolsa con un pasamontañas, un gorro negro, un bate y unos guantes, presumiblemente elementos que Kaito Kid utilizó para ocultar su identidad.
-          Entonces está claro, hay que llamar a la policía cuanto antes para que se haga cargo de su busca y captura – replicó Sean - ¡tienen que atrapar a Kaito Kid!
-          Si eso es lo que ustedes prefieren, adelante – dictaminó Yukiko – pero antes déjeme que les diga una cosa, déjenme que les diga que aunque esta sea, sin duda, la solución óptima a nuestro problema, no es, ni de lejos, la verdadera.
-          ¿A qué se refiere exactamente? Explíquese – le recriminó el magnate.
-          Pues que aquí Kaito Kid nunca ha robado nada – sentenció la mujer.
-          ¿¡Cómo!? – exclamaron al unísono.
-          Primero, Kaito Kid es un ladrón de guante blanco y, como tal, nunca habría hecho uso de semejantes elementos, tales como el bate, etc, para dar el golpe. Segundo, tendría que haber enviado la nota con un mes, como normalmente hace, de antelación. Pero no lo ha hecho. Además – prosiguió – en la nota que han enviado no aparece la caricatura que Kid incluye siempre en sus cartas, por no hablar de estar compuesta por recortes de diversas revistas.
-          Entonces – dictaminó Giullieta Giardelli – el ladrón externo se ha hecho pasar por Kaito Kid para evadir sospechas.
-          Veo que no lo entienden – dijo Yukiko con una sonrisa – ¡el ladrón se encuentra en esta casa, es uno de ustedes!
-          Imposible – dijo Emmanuel Blow – ninguno de nosotros se ha quedado solo en toda la noche.
-          Bueno, el ladrón robó el Kells estando en compañía – dijo enigmáticamente Yukiko Kudo desde la sala del Kells.
-          Claro, haciéndose invisible – respondió con sorna Niamh.
-          Justo, ha dado en el clavo – rió Yukiko – yo misma les acabo de enseñar cómo.
-          Pero es absurdo – dijo Filomeno Vancete – nosotros, incluida usted, hemos visto que el libro estaba a través de la cámara de vigilancia.
-          Eso era un truco de ilusionismo – dijo Yukiko – lamentablemente, a los ojos de un gran detective, el engaño es evidente. Nosotros no vimos el Kells, vimos una imagen del Kells.
-          ¿Acaso no es lo mismo? – preguntó Sean Grace.
-          No, porque en el instante en que nosotros mirábamos a través del monitor, el libro ya había sido sustraído. Verán, el ladrón aprovechó los escasos minutos que tardamos en llegar a la sala de seguridad con el objetivo de vigilar para robar el libro. Una vez lo hubo escondido, tendría que hacernos creer que el libro todavía se encontraba en la sala para poder montar todo el paripé y garantizarse una coartada.
-          Entonces lo que nosotros acabamos de ver no es el Kells auténtico, sino una imagen – dedujo el magnate.
-          En efecto – respondió Yukiko.
-          ¿Cuál? ¿Cuál es el método que ha utilizado, Yukiko-san? – preguntó con impaciencia Filomeno Vancete.
-          Pues me he valido de cuatro tiras de celo y esto – explicó Yukiko mientras Conan mostraba la invitación al certamen del Kells por la cara que contenía la vitrina y el libro.
-          Yo misma pensaba que el robo lo había efectuado un individuo externo hasta que encontré una tira de celo enganchada a la cámara cuando hemos realizado las pesquisas en la sala del Kells. Y ha sido ahí cuando me he dado cuanta del truco del que el verdadero ladrón se había valido. Esta imagen del Kells es una fotografía que fue tomada desde la cámara de vigilancia a propósito, pues el ladrón, para desplegar sus habilidades ilusionistas, ha enganchado esta invitación por la cara de la foto en la cámara. Así, ¿ven? – dijo Yukiko, acercando y alejando la imagen de la cámara – de esta manera, cuando el ladrón hubo escondido el libro, se metió en la sala del Kells y se valió de las escaleras, que estaban situadas estratégicamente en el pasillo,  para enganchar la invitación y así hacernos creer que el Kells estaba aún en la sala.
-          Pero usted está subida en unas escaleras – dijo Filomeno Vancete impresionado – que no estaban cuando nosotros entramos en la habitación – Y el ladrón, por muy listo que fuese, dudo mucho que fuera capaz de bajar de las escaleras a oscuras sin pegarse un trompazo.
-          Ya lo he tenido en cuenta – dijo Yukiko – seguramente el ladrón enganchó también un hilo largo para tirar de él y desenganchar la postal. Si hubiera usado las escaleras, el susodicho hubiera desenganchado correctamente todas las tiras de celo, ¿no? Sin embargo, ha quedado una. Eso nos revela que el método del que se ha valido el sujeto para retirar la postal era inestable. ¿Y cuál es más inestable que este?
-          Claro – asintió la historiadora italiana.
-          En resumen – dijo Niamh – mientras nosotros nos dirigíamos a la sala de vigilancia, el ladrón entró en la habitación, se apoderó del libro, lo escondió, dejó en el jardín una pista falsa, volvió, cogió las escaleras, colgó la postal, devolvió las escaleras al pasillo, apagó las luces, retiró la postal, y se camufló entre nosotros.
-          Exacto – respondió Yukiko.
-          Absurdo – contrarrestó Niamh.  

El ladrón ha desplegado su magia, mostrando su arte de la invisibilidad y una gran velocidad para cometer el robo…


2 capítulos para que finalice esta emocionante historia... ¿¡pero quién demonios es Kaito Kid?!


Visitad el blog de la escritora de esta historia, es genial :D


¡Saludos!


Capítulo 334: Dos princesas tal para cual (2ª parte).

¡El capítulo 334 ya está disponible! :D



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lunes, 10 de septiembre de 2012

Capítulo 4: Abra cadabra, pata de cabra.


¿Cómo seguirá esta emocionante historia? 


CAPÍTULO IV

ABRA CADABRA, PATA DE CABRA


No tardaron mucho en reaccionar, pues nada más contemplar la vitrina fragmentada a través del monitor, los cuatro individuos bajaron prestamente las escaleras, para encontrarse, de este modo, con los otros cuatro guardias improvisados inconscientes en el suelo. Al mayordomo, al magnate, al jugador de baloncesto y al ingeniero informático los habían incapacitado temporalmente mediante una leve pero eficaz descarga eléctrica en la nuca provocada por una maquinilla que el presunto ladrón había dejado olvidada en el pavimento  del largo pasillo.

Como era de esperar, Yukiko, bajo las órdenes de Conan, tomó las riendas de la situación y procedió a investigar la sala en la que se había perpetrado el atraco. Así pues, mientras el ex agente de la INTERPOL, Filomeno Vancete, colaborador de las pesquisas tras apelar a su obligación moral como un viejo servidor de la justicia, confirmaba el hecho de que el aparador de vidrio que contenía al Kells había sido destrozado con algún objeto contundente, Conan advirtió una presencia nueva en la cámara de vídeo vigilancia. No obstante, ésta estaba fuera de su alcance debido a su pequeña estatura, así que se aprovechó de las escaleras del pasillo para ser capaz de identificar al agente extraño, que resultó ser un trozo de cinta adhesiva enganchado en uno de los bordes de la carcasa.  

Debido a la ausencia de mobiliario en la habitación, las indagaciones no fueron más allá, así que, una vez que éstas finalizaron, acordaron cotejar los exteriores de la mansión.
Mientras todos los asistentes salían a inspeccionar, el joven detective se retrasó al quedarse embelesado con el cuadro del recibidor de la entrada principal. Era unos centímetros más pequeño que el colgado al lado de la habitación del Kells y la pared de su contorno estaba un tanto decolorada, pues el color blanco que la adornaba se apreciaba más fuerte que el del resto del tabique.

Cuando salió al jardín, rápidamente divisó a su madre y a Filomeno Vancete, portador de una bolsa de plástico, cuyo interior examinó cuando lo hubo alcanzado.
    
  -     Mira Shinichi – dijo Yukiko en voz baja, enseñándole la bolsa,

-          Así que un gorro negro, un pasamontañas, un bate y unos guantes – certificó el detective.

-          Lo he encontrado entre los naranjos – le explicó el ex agente de la INTERPOL mientras le señalaba la localización de los árboles.

-          ¿Por qué se están bajando las persianas automáticamente? – demandó Conan con un deje de ansiedad en la voz.

-          Es una casa domótica así que funciona con sistemas tecnológicos – respondió Niamh McCarthy – está programada para que a una hora concreta se bajen las persianas. Sean olvidaría reprogramarlas para que hoy no se cerraran tan pronto, chico. Ahora mismo las subo, no se preocupen – finalizó Niamh mientras apretaba uno de los diez botones de un mando a distancia que había sacado de su bolsillo.

-          ¿Y bien? – preguntó Yukiko a Conan - ¿cuál es el truco? Sé que lo sabes, por esa sonrisilla tuya.

-          Te lo digo, pero me tienes que ayudar con el numerito del simulador de voz. Yo hablaré por ti, tú dedícate a mover los labios. No puedo dormir a nadie si quiero que funcione.

-          Bueno, pues habrá que llamar a la policía ¿no creen? – propuso Giullietta Giardelli.

-          Sí, deben de hacerse cargo del robo – manifestó con acuerdo el magnate irlandés.

-          No hará falta, señores – contradijo Yukiko Fujimine – ¡porque esto ya es un Case Closed!

-          Bien, ¿se me oye y se me ve? – preguntó Yukiko Fujimine mientras hablaba por el teléfono móvil desde la sala del Kells y miraba a la cámara.

-          Perfectamente – respondieron el resto de asistentes al certamen desde el cuarto de vigilancia.

-          Pues si está todo en orden, voy a devolverles aquello que les ha sido sustraído, señores McCarthy. Cuando diga “Abra Cadabra”, Niamh, debe apagar las luces mediante el control remoto, y las debe encender cuando le diga “Pata de Cabra”.

-          Un momento – interrumpió Filomeno Vancete - ¿qué pintan las escaleras del pasillo al lado de la cámara?

-          Eso forma parte del truco de magia, no se lo puedo revelar todavía – respondió con un deje de misterio la actriz - ¡Abra Cadabra!

Cuando Yukiko Kudo hubo dado la segunda orden, cuando hubo gritado “¡Pata de Cabra!”,  una exclamación de sorpresa se escapó de las gargantas de los individuos de la mansión del irlandés. Delante de sus ojos, a través de la cámara, el libro del Kells había reaparecido como por arte de magia, aunque la mujer y el niño de las gafas se encontraran ausentes.

-          ¿Qué significa esto, Fujimine-san? – preguntó Giullietta Giardelli.

-          ¿No encuentran nada extraño en lo que ahora mismo ven sus ojos? – preguntó la actriz mientras todos los asistentes negaban con la cabeza – vamos, fíjense bien – los animó.

-          ¡Lo tengo! – gritó Emmanuel Blowe – ¡La vitrina del Kells está entera, cuando debería estar hecha trizas!

-          Muy bien – se alegró Yukiko - ¿Nada más? ¿Me ven o no me ven?

-          No – dijeron todos.

-          ¿Y ahora? – dijo Yukiko mientras saludaba con la mano.

-          ¿¡Pero cómo demonios!? – pensó Filomeno Vancete arqueando las cejas tras apreciar la repentina aparición de la mujer y el niño de las gafas en la sala.


¿¡Cómo demonios se han hecho invisibles Conan y Yukiko!?




¿Invisibilidad? ¿Cómo es posible eso? Quedan 3 capítulos, las cosas se van a ir aclarando poco a poco....

Pd: siento haber tardado tanto en publicar, hoy estuve ocupado xD. En un rato estará alguna versión del cap 333 de detectiveconan.es