sábado, 15 de septiembre de 2012

Capítulo 7 y final: El décimo invitado.


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CAPÍTULO VII

EL DÉCIMO INVITADO

Todos las personas que se encontraban en la sala de vigilancia escuchando las deducciones que Conan, imitando la voz de su madre a partir de la pajarita simuladora, iba sacando a la luz se dirigieron a la planta baja, más concretamente a la sala del Kells siguiendo las instrucciones de Yukiko.
-          Pues ya estamos todos – dijo Yukiko, esta vez sin que Conan hablara por ella – ustedes me preguntaban antes si sabía donde estaba el Kells, ¿no? Pues ahora mismo les voy a mostrar el lugar exacto. Verán, por muchos cómplices que haya habido en este atraco, cinco minutos siguen siendo cinco minutos; y no hay nadie en este mundo capaz de llevarse muy lejos un libro como ese y regresar tranquilamente en tan poco tiempo. Así pues, partiendo de esa suposición, llego a la conclusión de que el Kells tiene que estar en algún lugar muy cerca de esta sala – dijo mientras señalaba a la habitación del libro del Kells.

-          ¿Oye mamá, qué haces? Déjame hablar a mí, vas a meter la pata, no sabes donde está… - dijo Conan en un susurro apenas perceptible, mientras Yukiko lo apartaba de un manotazo.

-          Ahora síganme – les ordenó la actriz mientras los dirigía cerca de la entrada principal - ¿ven este cuadro? Tiene unas marcas extrañas en el borde, como si toda la pared del pasillo estuviera decolorada menos en este borde cuadrado – finalizó resiguiendo con los dedos el borde de alrededor del marco - ¿no lo encuentran extraño?

-          No – respondieron todos al unísono.

-          Pues yo sí. Porque lo que este borde nos está indicando es que aquí antes hubo otro cuadro, más grande que este, colgado, probablemente el que está justo al lado de la sala del Kells. Y ahora se preguntarán, ¿por qué cambiar de sitio un cuadro? Está claro que los residentes de esta mansión necesitaban tener un cuadro más grande cerca de la sala del Kells, lo que me lleva a deducir que con ello pretendían esconder algo. Fíjense bien – dijo Yukiko una vez se hubieron situado de nuevo en el cuadro cercano a la habitación del Kells y hubo retirado la gran pintura – una caja fuerte lo suficientemente grande y perfectamente situada para esconder el libro.

-          Humm, pero hace falta abrirla, ¿verdad? – la desafió el magnate.

-          Bueno, si así lo desean, allá voy. Normalmente la contraseña de la caja fuerte la guarda un individuo, dos como mucho – dijo mientras estudiaba la forma de la caja – pero este caso es distinto. Aquí todos los residentes de la mansión debían de saber la contraseña de la caja fuerte, por si se producía algún imprevisto con los planes, y había que intercambiar posiciones y misiones a la hora de cometer el robo. El problema – prosiguió Yukiko mientras abría la tapa que descubría el teclado – es que las contraseñas no son fáciles de recordar, y menos cuando uno ya está mayor. Así pues, la clave debía de estar en un sitio escondida, para que el encargado de esconder el Kells pudiera abrir la caja. Y no hay mejor sitio para esconder algo que a la vista de todos. He aquí la clave, la fecha en la que fue pintado el cuadro, 1-4-0-7-9-8 – dijo mientras tecleaba – Voilà.

En cuanto se hubo abierto la caja fuerte, una gran cantidad de humo se esparció por el pasillo, haciendo caer desmayados a todos los habitantes en la mansión del irlandés. Tal y como se había deducido, el libro del Kells estaba allí dentro. Cuando Yukiko se dispuso a sacar el cuadro de su escondrijo con una sonrisa ansiosa en su rostro, una voz firme la frenó.


-          ¿Te aprovechas de la situación para llevarte el cuadro ahora? – preguntó Conan.

-          ¿Pero qué dices, Shinichi? Lo cojo para sacarlo de aquí y que no se dañe.

-          No me vengas con milongas, a mí no me la das – dijo Conan autoritario – sabía que eras tú. Has estado observando la mansión con el objetivo de recopilar información acerca de los asistentes hoy aquí. Has visto que todos eran extranjeros y se te ha venido el mundo abajo, pero nos has visto a mi madre y a mí entrar los últimos y se te ha abierto el cielo. Puedes hacerte pasar bien por un japonés, pero aunque puedas imitar bien las voces, no puedes mimetizar los acentos de otros países. Algo normal, teniendo en cuenta que no eres actor. Así, te has colado en la mansión y has aprovechado el momento en que mi madre se ha ausentado un momento para ir al servicio para dar el cambiazo. Querías reunir información sobre los sistemas de seguridad de la mansión porque pretendías dar tu gran golpe aquí también.

-          No sé de qué me hablas, Shinichi.

-           Primero,  mi madre nunca me llama Shinichi.

-          ¿Qué?

-          Shin-chan – dijo una voz femenina procedente de las escaleras – siempre le llamo Shin-chan. No es raro que no lo supieras – dijo entre risas inocentes.

-          Y lo segundo, cuando estábamos investigando en el jardín me has preguntado si había descubierto el truco del robo. Eso era extraño, porque la pregunta que mi madre o cualquiera hubiera hecho es: ¿Ya sabes de quién se ha disfrazado? Aunque tu subconsciente te ha traicionado, porque como tú mismo ya sabías la respuesta a esa pregunta, has pasado de formularla – dijo Conan – me equivoco ¿Kaito Kid?

-          Humm, parece que os habéis confabulado para descubrirme – dijo Kaito Kid mientras se quitaba la máscara de Yukiko que le cubría el rostro con el monóculo – pero es una pena. Me hubiera llevado el cuadro como una retribución por haber usado mi nombre para cometer semejante hurto. Pero no es lo que estaba buscando. Por cierto detective – añadió Kaito Kid mientras se disponía a salir por la mismísima puerta principal – no venía a recopilar información sobre los sistemas de seguridad. Antes de robar, me aseguro de que el producto es merecedor de mi tiempo y mi inteligencia. Bye Bye – y mientras se despedía, lanzaba una gran bomba de luz que impedía cualquier tipo de persecución por parte de Conan.

-          Pero bueno, qué se ha creído – dijo Yukiko mientras bajaba corriendo las escaleras – primero me deja durmiendo en el lavabo de cualquier manera y luego se disfraza de mí. Esto no es manera de tratar a una dama – dijo enfadada - ¡y yo no tengo arrugas!

-          Oye mamá – dijo Conan.

-          ¿Dime, Shin-chan?

-          Límpiate la baba, anda.

¡Y así acaba la historia ganadora del concurso literario! ¡Visitad su blog: http://blogdetectiveconan.blogspot.com/  

¡Y proximamente la 8ª historia continuación de la 5ª , Confrontación con un asesino en serie. Y también, próximos capítulos de la 7ª historia, y capítulos en audio español!